Tras una segunda parte lamentable, el equipo de Sito Alonso sigue a la deriva. Suma cinco derrotas en siete partidos y parece que no hay solución. El técnico, muy cuestionado.
Parece que la victoria ante el Real Madrid fue un espejismo y el F.C. Barcelona volvió por los mismos derroteros que antes del Clásico. Un equipo que comenzó el encuentro muy metido y con las ideas claras, pero que posteriormente se desvaneció y no hubo manera de reanimar. Y es que es muy difícil explicar cómo un equipo que vence por 26 puntos (21-47, m. 16) tras un 12-38 en el primer cuarto, encaja un parcial de 72-43 en los siguientes 30 minutos, permite 20 rebotes a su rival (diez ofensivos) y solo anota cuatro canasta de dos puntos en 20 minutos. Inadmisible. No hay más. Así y tras siete partidos disputados, el equipo catalán se encuentra comandando la liga de los colistas con un balance de 2-5 y para más inri, tan solo se ha enfrentado a uno de los equipos que figuran en las seis primeras posiciones de la clasificación, el Olympiacos, mientras que en la primera vuelta todavía debe medirse a CSKA Moscú, Khimki, Fenerbahçe, Maccabi Tel Aviv y Real Madrid.
La plantilla, insuflada de aire nuevo tras asaltar el Wizink Center en Madrid, llegaba a Nuremberg para seguir construyendo a partir de ese gran pilar qué es el Clásico. Y eso se plasmaba en la pista durante la primera mitad del encuentro. En el mejor arranque que se recuerda en años lejos del Palau, el Barça parecía sentenciar en el primer cuarto. Los 26 puntos de diferencia (12-38) con los que cerró el período inicial lo decían todo. Con Sanders y Moerman comandando la ofensiva visitante, el Barcelona exhibía un juego sin fisuras y sin apenas fallos (80% en tiros de 2, 60% en triples y 100% en tiros libres) y un baloncesto coral (13 asistencias) frente al que nada podía hacer su rival. Los alemanes reaccionaron de la mano de Hickman y Wrigth, mientras el Barça vivía desconectado de un partido que tenía ganado y que se le empezaría a complicar por momentos. El 25-11 del segundo periodo metía sorprendentemente a los germanos en el choque (37-49), pero no despertaba al conjunto azulgrana.
La segunda mitad, desastrosa. Empezó con una antideportiva de Seraphin Y, a partir de ahí, el equipo de Andrea Trinchieri empezó a creerse que podía llevarse el encuentro. Hanga y Heurtel hacían la guerra por su cuenta y Sanders se obcecaba por acabar el solo cada ataque, mientras que los germanos igualaban la batalla por el rebote y empezaban a anotar canastas fáciles. Los triples de Taylor, Lo y Hickman acababan por reducir a solo cuatro puntos las distancia al final de este tercer período (62-66).
En el inicio del último cuarto y tras unas réplicas desde el perímetro, un 2+1 de Hickman y las canastas de Rubit, Wright y Zizis ponían por fin por delante a los alemanes (77-74), a falta de 3:30 para el final y obligaban a Sito Alonso a pedir un tiempo muerto. Un tiempo muerto que no sirvió de nada porqué el Barcelona ya estaba out. Zizis anotaba con facilidad en cada ataque mientras los hombres de Alonso solo acertaban a sumar desde el tiro libre. Con 84-81, el Barcelona tuvo una última posesión a falta de diez segundos para el final, pero el Brose hizo falta a Moerman para no dar opción al triple que podía forzar la prórroga. Ahí acabó todo.