En defensa de la justicia, plasmo mi experiencia en primera persona, pero mi voz no solo lleva mi nombre, sino la de todas aquellas personas deportistas que no han tenido la ocasión de ser escuchadas tras haber sido, siendo honestos, ninguneadas.
El pasado 2 de mayo de este mismo mes en uno de mis partidos como jugadora de baloncesto sufrí una lesión de rodilla de tal calibre que necesité asistencia inmediata de ambulancia. Poniéndonos en contexto, era mi segunda lisiadura, habiendo sido anteriormente intervenida quirúrgicamente, cuyo detalle me será de gran importancia en unas líneas más abajo para comprender la gravedad de mi situación.
No se demoraron en llegar las primeras irregularidades que se fueron desarrollando con el avance de los acontecimientos. Para poder tener la opción de la asistencia traumatológica, así como otro tipo de ayudas que la Federación de Baloncesto de la Comunidad Valenciana cubre, y el consecuente diagnóstico de una patología que me ayudara a justificar una baja por lesiones, necesitaba la validación de un parte de accidentes. Tras recibir la primera atención traumatológica y a expensas de un resultado que me impulsaría a averiguar la gravedad de mi situación, sorprendentemente, el día 5 de mayo, recibo una noticia por parte de la empresa intermediaria del seguro de mi federación (ITEGRA) que me hará querer poner un grito en el cielo: mi lesión no está cubierta en póliza. La patología diagnosticada está excluida de la póliza de accidentes deportivos. Había llegado a un punto de inflexión que jamás me hubiera imaginado que experimentaría. No daba crédito, por lo que decidí ponerme en contacto con la empresa mencionada para obtener más información y comprobar que no se trataba de un simple error. Nunca pensé que averiguaría lo que estaba a punto de descubrir.
Retomemos mi antigua lesión de rodilla que sufrí hace unos tres años. Al parecer, la póliza de seguros que la Federación Valenciana de Baloncesto había escogido para sus jugadores hacía una clasificación de ellos con un tono un tanto discriminatoria: estábamos los jugadores sanos y los jugadores no sanos. Debido a que ya había padecido una lesión previa, yo pertenecía al segundo grupo de personas. Cito textualmente la cláusula que la póliza integra, para una mejor comprensión de las circunstancias: se entiende por accidente deportivo, el sufrido por los asegurados con ocasión del ejercicio de la actividad deportiva objeto de la póliza, en el cual se produce una lesión para el deportista, sin patología ni alteración anatómica previa. La toxicidad de la presente cláusula me quiere informar que ya no pertenezco al sector de jugadores sanos, por lo que mis derechos para recibir atención médica cubiertos por mi propia Federación se volatilizan.
La federación del/la deportista que quiere acceder a las competiciones deportivas es obligatoria en caso de infortunios y derivados, con lo que, con anterioridad, se debe de firmar una inscripción y aceptar todas las condiciones de la comunidad federativa a la que se pertenezca, lo que se resume, en un consentimiento. ¿Por qué no se encuentra en este consentimiento las condiciones que tanto yo como todos los jugadores que hemos firmado éste que del privilegio de ser contusos solo podemos gozarlo una vez? ¿Por qué se le resta la importancia que merece al conocimiento de nuestra póliza de seguros? ¿Quizá porque en caso de dar a la luz sus requisitos nadie querría formar parte de la Federación? Para más inri, los jugadores con etiqueta de “tara” cara a la comunidad federativa nos encontramos pagando el mismo precio por un seguro que nos va a dejar completamente desamparados si en nuestra etiqueta no pone “jugador sano”. ¿Dónde está la aparente transparencia que se me debe ofrecer como ventaja de ser deportista federada?
Inservible, usada, inútil, inepta, retirada, entre muchos más adjetivos descalificativos es como te hace sentir una Federación que en términos ambiguos y vagos debería hacer la función de amparo. La Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos y garantía de los derechos digitales incluye en sus artículos 5 y 6 los principios y obligaciones en relación con el consentimiento inequívoco y el deber de información que se le ha de dar a los interesados, cuyo incumplimiento de los mismos supone una infracción de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal. Yo, como parte interesada, merezco el derecho a ser informada de unas condiciones que en este caso, no quiero aceptar, por lo que mi consentimiento no ha sido plenamente concedido y por tanto, se están retando a los márgenes de la legalidad.
No es justo vivir en el desconocimiento. No es justo depositar toda tu confianza en una Federación que te convence de un abrigo completamente falso. No es justo que, personas como yo, engañadas y manipuladas, hayan sido probablemente silenciadas en busca de su lucha personal por dar con la justicia y su camino emprendido haya sido cortado o coartado. Como deportistas, que ponemos en cierto modo en riesgo nuestra vida y creemos que será salvaguardada, hemos de reivindicar por el conocimiento de todas las condiciones que nuestra Federación nos hace aceptar. Hemos de ser conocedores de que en algún punto de nuestra carrera deportiva, se nos etiquetará como “jugadores no sanos”. Sin talento. Es por ello que queremos alzar la voz y hacernos oír para conseguir lo que tanto merecemos, un seguro de calidad que vele por nuestros intereses.
IRENE CAMACHO COMENDADOR @IreneCamachoCom
Joder, yo tb soy un no sano, me rompi cruzados y menisco hace años y esta clausula es una puta verguenza
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