Los libros a la mochila y los contratos sobre la mesa (parte III)

En esta ocasión, hablaremos de las estrellas de dos universidades que fueron apeadas, del camino hacia la gloria, durante el torneo final frente a dos rivales que obtuvieron su billete a la Final Four, de manera un tanto sorpresiva.

Kansas aterrizaba, como viene siendo habitual, dominando la Big XII y mostrando una sensación de ser uno de los tres o cuatro mejores programas de la nación.

Ya, en la locura de marzo, y tras avanzar ronda tras ronda infligiendo severas palizas a todos sus rivales, se quedaron con la miel en los labios después de caer frente a Oregon, por 60 a 74, en la final de su región.

La temporada de Duke ha sido toda una montaña rusa. Situados como los grandes favoritos a ganar la NCAA en el mes de septiembre, no fueron afortunados a la hora de arrancar la temporada sufriendo varias lesiones (tuvieron varios contratiempos durante toda la campaña). Pese a tales malas noticias, nadie se esperaba que finalizaran la regular acumulando nueve derrotas y durmiendo en el quinto lugar de la Atlantic Coast Conference.

Llegaba la hora de afrontar el torneo de su conferencia, y lo hacían con un cúmulo de dudas sobre su rendimiento. Y de repente, cuando menos se confiaba en ellos, cambiaron las tornas por completo, respecto a su competitividad. Con la plantilla al completo, los chicos de Krzyzewski fueron dejando en la cuneta a todos los grandes equipos a los que se iban enfrentando, y tras demostrar el nivel que se le barruntaba en las apuestas de pre-temporada, se adjudicaron dicho prestigioso torneo.

De esta manera, comenzaban el March Madness con la moral por las nubes, y volviéndose a situar en lo alto de los focos mediáticos.

Pero por desgracia para ellos, duraron únicamente dos rondas. Los Gamecocks de South Carolina hicieron saltar la banca después de ganar a los Blue Devils por 81 a 88.

Y tras explicar la situación de ambas plantillas durante la 2016-2017, es hora de analizar a sus jugadores insignia:

Josh Jackson (Kansas – 203 cms – 92 kgs): como hemos comentado anteriormente, se quedó a las puertas de disputar la Final Four.

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Ha promediado 16.3 puntos por partido, 7.4 rebotes, 3.0 asistencias y 1.7 robos de balón.

Es un alero que destaca por su versatilidad, tanto con el balón en sus manos, como cuando no lo tiene.

Combina competitividad, pasión e intensidad, por partes iguales. Es un jugador muy creativo debido al talento natural que tiene, para practicar el baloncesto.

Con un físico privilegiado, ayuda en el aspecto reboteador y no es un jugador presto a perder balones.

Posee un primer paso demoledor, que combinado con su gran manejo de balón, le hace capaz de destrozar cualquier defensa.

Jugador ultra rápido con una gran velocidad lateral.

Debe mejorar su tiro exterior y evitar esos momentos de desconexión que tiene, en algunos partidos.

Pese a jugar de alero, ha promediado más de tres asistencias por partido, demostrando que tiene una amplia visión de juego y sabe donde están sus compañeros.

También se muestra explosivo en tareas defensivas, y muy agresivo a la hora de robar la pelota o cortar pases. Además sabe donde situarse para taponar los tiros de sus rivales.

No rehuye a realizar el trabajo sucio, pese a ser la estrella del equipo.

Todo esto, lo convierte en un jugador completo en ambos lados de la cancha. Ha llegado a jugar en cuatro posiciones durante esta temporada.

Jayson Tatum (Duke – 203 cms – 93 kgs): sufrió una dura -a la par que inesperada- derrota ante South Carolina, en la segunda ronda del March Madness.

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Se ha ido hasta los 16.8 puntos por partido, 7.3 rebotes, 2.1 asistencias y 1.1 tapón.

Tras empezar su temporada “freshman” lesionado, Tatum no tardó en demostrar todas las dotes para el baloncesto universitario, que se le presuponían, y ha acabado siendo el líder de los Blue Devils. Alero con un juego potentísimo y que alcanza los 6-11 de envergadura. Además posee una zancada fuera de lo común – y un cambio de velocidad- que le ayuda a correr la pista como si de un base se tratara y también para coger rebotes emulando a los pívots.

Ofrece una gran variedad de movimientos ofensivos, que combinados con su polivalencia, le hacen un jugador difícilmente previsible. Pese a que aún carece de un buen porcentaje desde el tiro exterior, Jayson no ha dejado de mejorar desde la larga distancia.

Eso sí, ha rozado el 85 por ciento de acierto, desde la línea de personal. Cuando ha jugado de cuatro, ha sabido leer muy bien los espacios, sobre todo en el “pick and pop

Debido a su fuerte físico, no se cree que tendrá muchos problemas a la hora de defender a sus rivales, ya que se le presupone que se aclimatará rápidamente al ritmo NBA.

Para finalizar, destacar también su ética de trabajo y la serenidad mostrada en momentos calientes de los encuentros.

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