Victoria de gran prestigio y moral para un conjunto blanco, que manda un aviso a sus rivales de que está capacitado para ganar en cualquier cancha, y a la vez la victoria le vale para mantener la lucha por la primera plaza con CSKA.
Primer acto muy igualado donde los helenos vivían gracias a Milutinov y a los continuos rebotes que conseguían en la canasta rival, lo que le proporcionaba continuas segundas e incluso terceras opciones de anotar. El Madrid sobrevivía al ritmo de Llull, que con otro triple al final del cuarto, dejaba el marcador con una ventaja mínima para los griego, 20-19.
Seguía la igualdad en el segundo cuarto, donde se erigió como figura Anthony Randolph, en ambos lado de la cancha, con su acierto en ataque y con su defensa intimidatoria, donde colocó tres tapones a los jugadores helenos. Al final de la primera mitad, máxima igualdad, 37-37.
Los dos equipos, parcos en lanzamientos desde los 6,75 m, en la primera mitad, sacaron a relucir sus aciertos desde esa distancia, primero los locales acertaban desde la línea de tres y luego los visitantes desde la misma distancia, mantenía el encuentro en la máxima igualdad. Siete puntos seguidos de Llull, le daban 4 puntos de ventaja, 54-58, al final del tercer cuarto.
El Madrid aguantaba la ventaja en el marcador, pero con el paso de los minutos apareció el mejor Spanoulis para acercar a su equipo a cuatro puntos a falta de dos minutos para finalizar el partido. Thompkins, no desde el ataque, sino con su defensa, y con el acierto desde la línea de tiros libres, certificaron una valiosa victoria de los de Laso por 73-79.
Tiempo Muerto 