Tras 643 días en el dique seco por una grave lesión de rodilla, el alero del Real Betis Energía Plus ha vuelto a pisar una cancha de baloncesto. Lo hizo el pasado 1 de octubre en la primera jornada de la Liga ACB frente a Valencia Basket, el mismo equipo al que se midió el 27 de diciembre de 2015 con el Iberostar Tenerife antes de que llegase la maltrecha lesión. Esa sensación que anhelaba de volver a sentirse profesional. Ser un niño con zapatos nuevos. Y es que el calvario sufrido durante tanto tiempo nadie se lo va a arrebatar y lo retendrá en su memoria toda la vida, pero nadie tampoco le puede quitar esa ilusión que albergaba en los momentos antes de entrar en la pista. “Nunca perdí la fe en regresar”
Ocho minutos y 29 segundos. Ese fue el tiempo exacto que el jugador asturiano se mantuvo en pista. Muchos pensarán que es muy poco, pero para alguien que ha estado alejado de su pasión, de su vida casi dos años lo significaba todo. El volver a sentirse útil, el ayudar, el buscar el bien común para el equipo. En definitiva, ser un jugador de baloncesto hecho y derecho. Larga ha sido la espera, pero el resultado es el más extraordinario, sin duda. Muchas horas pegado a una camilla para ver cómo evolucionaba esa rodilla. Pero todo eso quedó atrás y ahora solo piensa en el futuro. Un futuro feliz y en el que seguro quedan muchas alegrías por delante.
Los números de Blanco, aunque fueron lo de menos dada la circunstancia, no desmerecieron en el breve periodo de tiempo que permaneció en la cancha: anotó el único tiro que intentó, un rebote capturado, una asistencia y un balón robado. Tendrá que ir cogiendo poco a poco ritmo de competición, pero Saúl ha vuelto para quedarse. Su trabajo y su sacrificio lo merecen. Es verdad que la idea de la retirada estuvo en el aire, a pesar de ello, se machacó hasta llevar a su cuerpo al extremo. La recuperación lo requería y ahora llegan los frutos. El volver a jugar es un premio a su esfuerzo y a una persona muy especial, Alejandro Martínez. El actual técnico del equipo bético coincidió con Saúl en Tenerife y cuando separaron sus caminos mantuvieron el contacto. Existe una relación excepcional ya que el entrenador catalán estuvo muy pendiente de su evolución. Tanto fue así que finalmente le reclutó para el plantel de Sevilla y Saúl decidió ir adelante. La llamada de Alejandro Martínez supuso un aire de esperanza en la vida deportiva del ovetense, que no va a dejar escapar.
Piensa como jugador y se siente jugador. Por delante, tendrá una temporada llena de grandes experiencias que saboreará de una manera especial. Tras cerrarse la primera jornada de liga ACB, el verdadero MVP es él. Un camino de 643 días lleno de obstáculos y que vio la luz con esa canasta ante Valencia Basket. Una derrota en lo deportivo, pero una enorme victoria en lo personal. Disfruta Saúl, te lo mereces.